Ramón Roig: instante poético

L'instant VIII. I la nave va.Óli sobre tela.200x160 cm.Un instante puede ser determinante. Las mejores y peores decisiones se toman en décimas de segundos, a veces nos basta solo uno para enamorarnos o desenamorarnos. Nuestra vida está llena de instantes que nos conforman y de emociones, sentimientos y sobre todo recuerdos que nos embargan casi simultáneamente; recuerdos también que se transfiguran en gestos, espacios y figuras antropomórficas.

Ramón Roig construye en su último proyecto pictórico –titulado precisamente ‘L’instant– pequeños instantes que nos sacuden e iluminan a través de lo que los japoneses llaman ‘satori’. Me refiero a ese preciso momento de clarividencia en el que se descubre de forma clara y firme que solo existe el presente. Un presente que se forja y se disuelve en un instante. Tan solo la experiencia –intrínseca– puede aclararnos que el tiempo es solo un concepto, que el pasado y el futuro se trata de una mera ilusión al igual que lo que nos rodea en nuestro mundo físico. El ‘satori’, hablando desde el nivel personal más elevado, es el lapso de tiempo dedicado exclusivamente a la comprensión, es ir más allá de la experiencia terrenal, es tomar conciencia de nuestra realidad. Y es precisamente ese estado de conciencia el que se intenta reproducir en esta exposición que podemos visitar ahora en el espacio Coll Blanc, donde su sólida y gran trayectoria artística nos sorprende con una nueva, fresca y espectacular puesta en escena.

esencia más pura

Roig ofrece aquí una vibrante conjugación de elementos que recogen y condensan el aire, el cielo, el mar y el paisaje mediterráneo, con la introducción de un azul intenso. Podría decirse que refleja su esencia más pura y resalta sus raíces mediterráneas a través de múltiples formas que evocan retratos o arquitecturas salidas de ese mundo imaginario tan particular del propio artista; confrontadas, eso sí, con la pulsión que siente por el arte asiático.

La influencia “oriental” la vemos reflejada en su obra más concretamente en sus dibujos y collages en los que la base de papel se integra a la perfección con la tinta y la caligrafía oriental. De este modo observamos una fusión y pasión en grande y pequeño formato que rezuma energía y vitalidad. Líneas puras que recrean mascarones de barco y dan rienda suelta a la interpretación.

El artista, o mejor dicho el pintor Ramón Roig, afirma que: “estos trabajos sugieren diferentes maneras de experimentar el instante tanto en la observación o lectura de la obra como en la visualización de su tiempo constructivo. Los ejemplos de la pintura y el dibujo, gracias a su sencillez y economía de medios, situados en el otro polo de la tecnología, participan más intensamente en esta singular experiencia del tiempo que es el instante. En la pintura se cristaliza el instante, que como en la intuición poética no está determinado por su fijeza, sino por su mutabilidad imperceptible: la sensación de que no pasa el tiempo, mientas se acrecienta la intensidad de la emoción o la eficacia del concepto. Sin embargo es la sucesión de instantes lo que nos proporciona una idea segura de tiempo, “el tiempo homogéneo”, pero es volver desde esta forma común, al tiempo personal, lo que nos sitúa en el momento de lectura y reconstrucción del proceso pictórico.”

cromatismo

Roig combina la simplicidad formal y elegancia con una selección de colores magníficos, vibrantes que le dan un toque energizante a sus pinturas y dibujos. Abandona la paleta plana de colores terrosos y grises y su combinación cromática habitual (negro, rojo y blanco) para mezclar y crear una nueva gama que sea una forma de expresión en sí misma. Tonalidades evocadoras y nostálgicas de nuestra tierra, soleada y vibrante que nos transportan a paisajes contemplativos, por qué no decirlo, en el que cada espectador alcanza su propia experiencia poético-pictórica. Es un proceso en sí mismo, una sucesión de instantes que Ramón Roig no duda en calificar de “poéticos”, que intenta atrapar y materializar en un cuadro a modo de relicario.  Un receptáculo de recuerdos, experiencias, sensaciones, en definitiva, vivencias con las que convive diariamente e intenta conservar mediante pinceladas.

Dinamismo y vivacidad son algunas de las sensaciones que se perciben con cada una de sus representaciones –aparentemente– iconográficas, siempre misteriosas y sugerentes. Geometría enigmática y abstracción que embriaga al visitante e invita a reflexionar sobre los límites del instante, pues no existen dos iguales. Instantes poéticos, íntimos que se suceden y se suman unos con otros a ritmo de pincel construyendo un mundo imaginario único.

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