Susanna Tamaro presenta en ‘Todo ángel es terrible’ (Seix Barral) a una niña que se siente asustada y compungida por la frialdad y el sufrimiento de un mundo que no logra comprender. La autora italiana refleja a través de la pequeña el vacío y la incomprensión que muchos de nosotros sufrimos desde nuestra infancia sin saber muy bien cómo canalizar los miedos para superar el día a día. Y es que la protagonista de esta historia crece a la sombra de una incógnita,
una de esas incógnitas que aborreces durante años por su desconocimiento, hasta que un día, por casualidad, se desvela el misterio que arrastraba su familia. Tamaro retrata la familia como una habitación oscura y desolada, en la que todo rayo de luz, cálido y reconfortante, puede desaparecer sin dejar rastro. Precisamente,esa incomprensión que plasma es la incomprensión de una vida atemorizada por la muerte –siempre presente–, lo que provoca el hecho de que uno se refugie en lo tangible, en lo empírico, en lo que siente y cómo
se siente ante la omnipotente naturaleza. A medida que avanza la lectura de ‘Todoángel es terrible’, todos los interrogantes que persiguen a la protagonista empiezan a despejarse cuando le proporcionan a ésta las herramientas necesarias para poder responderlas, es decir, cuando empieza a ir a la escuela y aprende, por fin, a leer y escribir. Y es que gracias a las experiencias que nos brinda la lectura y la escritura, uno puede llegar a percatarse de algo tan sencillo como que todos somos distintos pero que, al mismo tiempo, no estamos solos, porque podemos compartir nuestro sufrimiento, nuestro amor y nuestros miedos, etc. Y esa forma de comunicarse, para Tamaro, es a través de la escritura, aunque ese maravilloso proceso se le revele como un misterio. Un misterio que, según afirma la propia autora, se encuentra en las profundidades, en el núcleo de fuego de la tierra y en el corazón de las tinieblas de un hombre; y que solo se mantiene en equilibrio entre estos dos extremos –luz y la oscuridad–. Sin duda, este libro descubre a una escritora que inconscientemente se ha servido de la escritura para vivir, puesto que Susanna Tamaro no considera la literatura como un entretenimiento o una profesión, sino más bien como una necesidad que surge de dentro, de lo más íntimo, sombrío y vergonzoso de uno mismo, y es, precisamente, eso lo que da sentido a su vida.