CHARLES BIGNON
‘MINIHOLLYWOOD’
CASA MUSEO DEL CINE, ALMERÍA
Exposicion del 9 de Agosto 2013 al 14 de Febrero 2014
Rojo, blanco y negro se combinan y cobran vida gracias al glamour que encontramos en el Minihollywood que Charles Bignon crea en Tabernas. Clint Eastwood, Marcello Mastroianni, Arnold Schwarzenegger o Rock Hudson aparecen como personajes infiltrados, descontextualizados, raptados de sus respectivas películas, perdidos en el desierto e inmersos en la cultura andaluza. Tomatito, David Bisbal, Camarón o las típicas ferias y fiestas se conjugan con la mezcolanza de sofisticación, el clasicismo, lo cómico y, por supuesto, con la acción en un nuevo guión que reinventa y escribe a su antojo. Con este proyecto se activa la memoria del observador gracias a la accesibilidad que proporciona el cine y la retórica visual que conforma cada una de las obras.
El pop art y el denominado post graffiti son esenciales en la concepción de las composiciones de Bignon, junto con el diseño; no se podría concebir el uno sin el otro. La estética que se produce en sus creaciones es única, al conjugarse tres elementos como el arte, el cine y la publicidad, tan familiares y reconocidos por la mayoría de nosotros. Un lenguaje accesible e inconfundible, propio de la globalización y el consumo, donde el mundo de la publicidad y los medios de comunicación, propicia el estilo tan característico de este artista francés afincado en Almería.
Bignon tiende un puente que converge en el desierto almeriense entre la cultura que podríamos denominar “yanqui” y la europea con un objetivo concreto: homenajear el fenómeno cinematográfico. Provoca a los espectadores y los invita a retrotraerse a una época donde el western y, sobre todo, el spaghetti western son vitales para la economía y la identidad de una provincia como Almería. Para ello recurre a una mezcla de estilos provenientes de la cultura estadounidense como la white trash, el informalismo, el pop art, así como el expresionismo abstracto o los graffiti. Muchas de estas tendencias se asocian a la era de la globalización, a un arte principalmente de protesta, reivindicativo con fines concretos, que en este caso pretende hacernos reflexionar acerca de la historia cinematográfica de Almería, de cómo influye en el turismo y facilita la interacción entre distintas disciplinas, música, literatura, cine, etc. Se trata, por tanto, de un proyecto multidisciplinar que procura poner al alcance de todos y, para todos, la personalidad de un pueblo; de ahí la importancia y repercusión del desierto de Tabernas como escenario perfecto.
Los colores utilizados inciden en el contexto, el emisor de mensajes y sus destinatarios. El uso del color es un elemento necesario en esta serie titulada Minihollywood para la narración perfecta de la imagen visual. El negro, el blanco y el rojo poseen una gran cantidad de usos –pueden resultar incluso, en apariencia, paradójicos o antagónicos- e interpretaciones socioculturales. La vida, el acto de vivir en sí, en esta nueva civilización urbana, ha modificado las condiciones materiales de la existencia humana, pero los estímulos cromáticos –mediatizados por la cultura– reproducen algunas de las sensaciones más primarias que existen en nuestro interior. Bignon proporciona mediante el juego y la ironía diferentes mensajes persuasivos en el marco de la cultura de masas; y lo hace de un modo retórico gracias a la combinación tricromática con el objetivo de convencer, disuadir o seducir al público. En el ámbito comunicativo y virtual en el que el ser humano se desenvuelve en la actualidad, el uso del color impacta directamente en los sentidos antes de analizar o realizar cualquier reflexión sobre el mensaje implícito. La persuasión retórica, en este caso, por medio del color y de la escritura, solo es útil en la diversidad, precisamente en las comunidades donde es posible desarrollar la multiplicidad de opiniones y cómo expresarlas, lo que hace de Almería una ciudad cosmopolita y moderna, pero con unas raíces y unas tradiciones bien arraigadas.
El uso retórico del negro, el blanco y el rojo estará basado en premisas e ideologías compartidas, que cohesionan a un grupo social: sangre, noche, fuego, luto, guerra, pureza, diablo, infierno, emblemas políticos, nacionalidades, etc. Y que forjan la memoria cultural occidental: lo negro es siniestro, inquietante, misterioso; lo blanco es limpio, aséptico, pureza, neutralidad; mientras que el rojo excita la visión, es peligro, vitalidad, pasión, alegría. Así, los colores empleados reflejan y acompañan el carácter paradójico de las obras de Bignon, que adquieren valores positivos (vida, euforia) o negativos (muerte, disforia) según el contexto y sus protagonistas.
Minihollywood muestra una técnica enérgica con un cierto carácter irónico que le confiere el concepto de juego, presente en cada uno de sus trabajos. El hilo conductor de la serie parte de su propia percepción y experiencia en Almería, con la intención de sumergirse en lo más profundo y significativo. Curiosamente, el intercambio artístico-cultural que establece con su mirada foránea, deja a la vista la paradójica representación de un lugar, a día de hoy abandonado y reconvertido en atracción turística. Entretenimiento que proporciona su versión ‘mini’ de un Hollywood contaminado y a su vez enriquecido por la cultura popular. El entorno en el que vive es una constante fuente de inspiración y es por ello que el artista francés quiere homenajear tanto a la provincia a la ciudad como a su trayectoria cinematográfica.
A base de una investigación exhaustiva, en la que se entrelazan protagonistas, películas, historias y anacronismos que él mismo suscita y promueve entre diferentes personajes y encuentros improbables que originan una creación contemporánea con un toque de humor, comienza el proceso creativo de Bignon, que va de lo digital a lo natural, primero interpretando con ordenador para después pintar a mano alzada. La confrontación de héroes de acción, galanes, cantautores o cantantes de moda como David Bisbal llevando una camiseta de Camarón en el típico ‘fotopress’, al más puro estilo rock and roll, o la gran actriz del cine clásico Lauren Bacall compartiendo la escena con el humorista Chiquito o el director Steven Spielberg con una camiseta de ‘I love Almería’ hacen de estos 35 carteles únicos, inigualables. Y no es baladí el hecho de presentar sus obras en formato de carteles de cine, puesto que así logra emular a las grandes producciones de esa época dorada del celuloide.
Bignon crea una atmósfera irónica constante en su trabajo en la que él mismo también es un personaje activo del proyecto. La cultura cinematográfica, especialmente la típica de los spaghetti western, que quiere resaltar y de la que nos hace a todos partícipes es la que hace florecer en forma de contracultura, en forma de: Minihollywood. El tamaño de sus piezas y su temática dotan a la obra de una presencia festiva y fascinante que destaca gracias a la particularidad que le otorga esa gama tricromátrica. Asimismo, se esfuerza en mostrar su propia visión de la cultura americana, europea y, particularmente, la andaluza, destacando la incoherencia, la decadencia y la lucha por la supervivencia de un género, el cinematográfico, que sobrevive como un simple artilugio, una atracción de fuegos de artificio.
La treintena de piezas que comprenden este proyecto juegan irónicamente con las palabras y las imágenes, como si se tratase de un flash. En otras palabras, Bignon hace uso de una estrategia de seducción visual, invitando al espectador a vivir y retar, todo al mismo tiempo, la magia, el glamour y el espectáculo del cine. El arte ofrece al artista la posibilidad de utilizar una técnica fresca, ligera y directa típica del mundo de la publicidad, del diseño y de la industria cinematográfica que libera y reconquista en un mundo propio surrealista donde se concentran deseos, pasiones, miedos y sueños. Con las imágenes crea un lenguaje personal (aunque diferente en algunos aspectos del verbal) en el que utiliza las figuras icónicas como Lauren Bacall, Liv Tyler o Clint Eastwood, para que las imágenes además de comunicar e informar, seduzcan, embellezcan y deslumbren con su encanto. En ese juego artístico que ha creado, Charles Bignon se sirve de la paradoja, de la antitesis, la metáfora, la anáfora o la similitud, no se trata solo de producir imágenes bellas, sino de producir imágenes que transciendan lo inmediato y quede constancia del patrimonio cinematográfico de Almería.