VICENTE ORTÍ
Galería Coll Blanc, marzo 2013, Castellón
Uno de los pocos escultores que todavía tallan la piedra con sus propias manos, un artista comprometido con la piedra y aliado con el hierro y la madera. Así es Vicente Ortí.
Su mundo, repleto de evocaciones primitivas y civilizaciones perdidas, es un mundo de particularidades en las que rescata y libera la esencia intrínseca de los materiales. El trabajo de este escultor invita al tacto, a tocar sus obras, a sentir la textura y la frialdad de la piedra. Al observarlas, la forma en sí de sus piezas viene determinada por la piedra, que de manera inmediata evoca el cuerpo de una mujer.
Su obra, próxima a la escuela valenciana de la década de los 70 del pasado siglo XX y la vinculación con el oficio de escultor y su admiración por la piedra y la naturaleza, no le han impedido hacer una obra moderna, donde se denota su capacidad de síntesis, entre tradición e innovación, entre lo clásico y la abstracción. Todo ello lo podemos comprobar ahora en las piezas que presenta en el espacio de arte Coll Blanc, que datan del año 1988 pero quereúnen varios de los elementos claves que describen la escultura contemporánea: el uso de un material concreto, como la piedra; el énfasis de las texturas originales; el respeto al cromatismo primigenio del mismo elemento; y la simbología de las piezas.
lo primigenio
Tras haber trabajado las formas corporales con texturas más finas, el artista vuelve a soluciones mucho más primitivas, próximo a lo que conocemos por monolito, aunque que trabaja con piezas de roca que cincela de forma cuadrangular en diversos tamaños, sacando siempre el máximo partido, de acabado simple pero con una visión más estética, dejando patente el conocimiento y el perfeccionamiento de su técnica.
De la pieza única, Ortí pasa a la composición de elementos en una simbiosis equilibrada a las que confiere una forma escultórica solemne, como si de un ritual se tratase. Son, al fin y al cabo, referencias a culturas ancestrales, a ofrendas simbólicas que sacraliza y consagra en un mismo espacio. Referencias a ídolos que responden a viejos ritos de fertilidad en un interés por las formas elementales y a su gran capacidad evocativa, gracias a una serie de símbolos que recurren a la seducción visual. Ortí convierte la piedra en puro lenguaje.
Las esculturas de diversos tamaños se han elaborado desde la abstracción, desde una particular forma de ver y plasmar la figura humana. Para ello, Ortí busca dentro del minimalismo la conjugación de diversos elementos y materiales como la piedra, la madera o el hierro en un contexto de naturaleza que las individualiza y resalta. El escultor conduce al espectador a una reflexión sobre las manifestaciones artísticas primitivas e incluso prehistóricas, que despiertan los instintos más primarios como la sensualidad. Una sensualidad que se aprecia en las líneas que sugieren el sexo y las curvas del cuerpo de la mujer. Del mismo modo, también se observan signos espirituales en esa relación ancestral entre la feminidad, la naturaleza y lo espiritual.