JUAN ORTÍ
ESPACIO XXI
-ROOM ART-, enero 2013, Valencia
La obra de Juan Ortí nos llama especialmente la atención por la unidad, pureza, ingenuidad y sencillez que emanan sus piezas dentro de una contemporaneidad dura, agresiva y dispersa, con la que establece una ligera tensión desde el principio. En su trabajo predomina, de forma indiscutible, la geometría así como las formas puras que rozan el minimalismo bajo un mismo discurso lineal. Dicho de otro modo, si observamos su obra comprobamos cómo ha ido evolucionando con el paso de los años pero siempre defendiendo y apostando por el mismo hilo conductor, hecho este que le confiere un carácter propio e indiscutible dentro del mundo del arte, que –sin duda– ha conseguido gracias al dominio y conocimiento de la técnica y el material que emplea. La seguridad en el dominio técnico que posee es el que le ofrece la total libertad a la hora de trabajar.
“El trabajo con el torno me da libertad para crear formas con rapidez y poder cambiar sobre la marcha. Es un medio que, a pesar de que puede parecer muy limitado, facilita la creación de volúmenes que luego serán partes de una escultura. Trabajando continuamente aparecen nuevas ideas con las que seguir evolucionando” apunta Ortí.
Sus obras suelen estar compuestas por piezas únicas que interrumpe con pequeñas incisiones u orificios, a modo de aristas. El artista juega con el espacio, con volúmenes que siguen un mismo eje y que aparecen y desaparecen, como en un juego de contrarios. Sin duda, el artista juega con la fuerza de los opuestos, abre a la par que cierra esas piezas cilíndricas, dando lugar al efecto sorpresa, del que el propio artista, no es consciente. El contraste de volúmenes se contrapone con la calidez que emana el material empleado, de ahí que Ortí intente ‘enfriar’ la obra provocando una pequeña incisión. Como si al romper esa armonía dotase a su obra de un aura más ‘humana’.
Su interés por la forma pura sin edulcorantes se afianza mediante las aristas cortantes, que trae consigo una obra más dura y fría, más propia del mundo industrial. El mismo Juan remarca “Con mi trabajo intento crear formas interesantes a partir de cilindros torneados. Me interesan las formas básicas y con un sentido de unidad, nada de sobrar ni faltar. La realidad es que es imposible conseguir ese fin y quizás esté ahí el sentido de las obras: la búsqueda imposible de la forma definitiva”.
Influenciado, inevitablemente por su entorno y por ese espacio arquitectónico que le circunda, sus esculturas poseen rasgos arquitectónicos que nos retrotraen a pequeñas maquetas, mayoritariamente, de formas cilíndricas que se asemejan a construcciones de carácter industrial como pueden ser los silos, a modo de torre, o bien zigurats en el caso de que se presente como una pirámide escalonada. La presentación y, por consiguiente, percepción de su obra es sencilla, ingenua, limpia e inocente. La obra de Ortí nos transmite una sensación de calma gracias al espacio diáfano que la rodea, elevándola a la categoría de lo que muchos teóricos calificaban de sublime.
“Mi obra está inspirada en formas cotidianas de las que estamos rodeados: formas industriales, arquitectónicas y objetos de uso ordinario. Normalmente están asociadas a un entorno laboral o funcional en las que no se ha buscado un fin estético; para mí su belleza está en la sencillez y la estricta funcionalidad con la que fueron creadas” comenta el propio artista.
Todo en la obra de este escultor está minuciosamente estudiado, sopesado y pensado. Cada una de sus piezas está concebida como un gran proceso de elaboración –un trabajo plástico e intelectual– que ha partido de una sólida formación artística. Juan vuelca toda su energía y tiempo en el taller prestándole una gran importancia a cada parte del proceso y detalle por pequeño que sea. Se podría decir que es un proceso casi innato el de Juan, en este sentido, primero asimila y calcula el equilibrio de la forma para después continuar con una ejecución impecable en el trabajo.
En definitiva, sus composiciones, con el paso del tiempo, pierden su rigidez icónica, gracias a las trayectorias de las líneas que se concentran de forma equilibrada, o a formas redondeadas. La interpretación poética de sus esculturas se concentra de forma unilateral sobre el proceso, en el cual transcienden materiales, espacio y tiempo, considerados como elementos fundamentales e imprescindibles a la hora de concebir sus obras.
He anat dues vegades a l’espai XXI del Room Art, i no puc estar més d’acord amb el que dius, crec que dels artistes emergents que exposen, l’obra d’Orti és de les més sòlides conceptualment parlant, el que més m’ha impressionat és la capacitat que te per construïr una poètica absolutament contemporània a partir d’un treball artesanal, pacient i meticulós.
Miquel