AVECINDAMIENTOS DISCRETOS
Espai d’art contemporani de Castelló (EACC)
mayo-junio 2010
Los no lugares
Alrededor del espacio creado para Avecindamientos discretos en el EACC, se daría lo que Marc Augé denomina los no lugares. Que convierten a los diversos ciudadanos en meros elementos de conjuntos que se forman y deshacen al azar como en Facebook o Twitter, simbolizando la condición humana actual y más aún del futuro.
El usuario mantiene con estos no lugares una relación contractual establecida por una web y no tiene en ellos más personalidad que la documentada en su perfil de usuario. Así pues, a través de estos no lugares, espacios propiamente contemporáneos de confluencia anónima, donde los sujetos están continuamente en tránsito, se permite un furtivo cruce de “miradas” entre personas que puede que no se encuentren nunca.
Con todo, los artistas y los participantes del proyecto, se encuentran de igual modo, sumergidos en estos no lugares, bajo un halo de misterio. Tienen únicamente conocimiento del punto de partida pero no poseen mayor información que la documentada durante su proceso de participación. Puesto que la exposición se mantiene viva y en movimiento, nadie sabe que sera lo siguiente, es una obra que a diferencia de los monumentos, no expresa precisamente permanencia o, por lo menos, duración.
Por el contrario, habría que hablar de la dimensión materialmente temporal de estos espacios. Itinerarios que se miden en horas o en jornadas en marcha, mediante performances, conferencias, etc. Se establece una rotación de lugares y de días consagrados al crecimiento y desarrollo del objeto pertinente, que a su vez puede engendrar en los vecinos fantasías e ilusiones: fantasía del ciudadano, de una sociedad anclada desde tiempos inmemoriables en la perennidad de un terreno intocado más allá del cual nada es ya verdaderamente pensable; de una sociedad tan transparente en sí misma que se expresa entera en la menor de sus costumbres, en cualquiera de sus instituciones así como en la personalidad global de cada uno de los que la componen. Por desgracia la fantasía de muchos de estos vecinos es la de un mundo ya cerrado y fundado de una vez y para siempre que, a decir verdad, no siempre conocen. Por ese mismo motivo, este espacio expositivo le brinda al ciudadano la oportunidad de reconocerse en él. Al infundir “semifantasía” en el lugar, nadie tiene porque dudar de la realidad del lugar común ya que nadie ignora la realidad de la probabilidad.
Diálogos
Etimológicamente diálogo (del griego διά (diá, a través) y λόγος (logos, palabra, discurso)) es una modalidad del discurso oral y escrito en la que se comunican entre sí dos o más personas, en un intercambio de ideas por cualquier medio.
Un diálogo puede consistir desde una amable conversación hasta una acalorada discusión sostenida entre los interlocutores, y viene empleado dentro de los diferentes géneros literarios así como en la vida diaria. Un buen diálogo permite definir el carácter de los personajes que forman la ciudad: la palabra revela intenciones y estados de ánimo, en definitiva, lo que no se puede ver, y en ello radica su importancia. Esta modalidad exige un gran esfuerzo de creación, ya que obliga a penetrar en el pensamiento del ciudadano.
En respuesta a la ciudad, por la monumentalidad de sus construcciones y por las agresiones sufridas, se tiende a transgredir ese espacio, que diariamente nos agrede. Bajo una gran diversidad de formas de expresión sobre cómo vive, aborda, padece y mira la ciudad cada uno de nosotros. De ahí que la muestra de “Avecindamientos discretos” tenga el afán de generar un diálogo que permita conocer cómo se expresan actualmente los artistas en la ciudad, cómo responden los espectadores y qué opinan al respecto.
Me gustaría subrayar que la exposición está generando un sin fin de conexiones entre la ciudad y sus habitantes originando una serie de diálogos de lo más variopinto.
Podría aventurarme a afirmar que “el diálogo es por si ciudad”, ya que el diálogo sostiene toda ciudad y constituye una llamada a los ciudadanos. Lo propio del filosofar es suscitar el diálogo, es decir, convocar, reunir y polarizar. Así que indudablemente la ciudad se convierte, de este modo, en un centro, allí donde se encuentre, abriendo sus puertas al diálogo, suscitando la posibilidad de la conciencia hacedora de historia y destruyendo el entendimiento de la urbe como puro artefacto construido y por construir, es decir, de producto y pura mercancía. El diálogo es necesario para la ciudad de y para los ciudadanos. No se trata de que todos nos expresemos con un mismo lenguaje, sino de que ampliemos nuestras virtudes y establezcamos un diálogo entre nosotros, como vecinos que somos creando así un avecindamiento, donde se rompa la identidad individual construida a partir de la hegemonía de la razón, como ciudad meramente física, para reintegrar la naturaleza y lo social como centro y alma de la ciudadanía. Posibilitando, de esta forma, el encuentro y los diálogos, así como las consideraciones de los ciudadanos. Con todo ello, se lograrían ampliar los diversos flujos sociales tejiendo una sólida red social. En definitiva, se restituiría el espacio público.
Redes
Es importante distinguir red social o redes sociales de los «servicios de red social» como Facebook, MySpace, Twitter entre otros. Las redes sociales como campo de investigación tienen unos campos de aplicación mucho más amplios que los de los «servicios de red social» que hoy están tan de moda.
Una red social sería una estructura social compuesta de personas (u organizaciones u otras entidades), las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes, intercambios económicos, relaciones sexuales, o que comparten creencias, conocimiento o prestigio. Así pues, las redes son formas de interacción social, definida como un intercambio dinámico entre personas, grupos e instituciones en contextos de complejidad. Un sistema abierto y en construcción permanente que involucra a conjuntos que se identifican en las mismas necesidades y problemáticas y que se organizan para fomentar sus propios recursos. Por lo que perfectamente podríamos considerar a este proyecto de “Avecindamientos discretos” una red en sí misma, que se fortalece y crece un poco cada día.
Las redes sociales en Internet han ganado su lugar de una manera vertiginosa convirtiéndose en promisorios negocios para empresas y sobre todo en lugares de difusión y de encuentros humanos. Tenemos la posibilidad de interactuar con otras personas aunque no las conozcamos, el sistema es abierto y se va construyendo obviamente con lo que cada suscripto a la red aporta, cada nuevo miembro que ingresa transforma al grupo en otro nuevo. La red no es lo mismo si uno de sus miembros deja de ser parte. Intervenir en una red social empieza por encontrar allí otros con quienes compartir nuestros intereses, preocupaciones o necesidades y aunque no sucediera más que eso, eso mismo ya es mucho porque rompe el aislamiento que suele aquejar a la gran mayoría de las personas, lo cual suele manifestarse en retraimiento y otras veces en excesiva vida social sin afectos comprometidos. Por esa misma razón el EACC puede ser un nudo fundamental de la red al que se van hilvanando los hilos a su alrededor siguiendo las pautas de los artistas que participan en “Avecindamientos discretos”. Posibilitando que pluaridad y comunidad se conjuguen originando gran parte de toda la energía que le da vida a los grupos humanos que conforman las redes. Las redes sociales dan al anónimo popularidad, al discriminado integración, al diferente igualdad, etc.
Con todo, la conexión de los diferentes vecinos permite sobre el individuo cambios que de otra manera podrían ser difíciles y genera nuevos vínculos en el individuo.
Las redes sociales en Internet, de las que ya hemos hablado, como Facebook o Myspace son el penúltimo paso en esa evolución del ser humano y sus comportamientos colectivos. Básicamente el funcionamiento comienza cuando una vez montado el soporte técnico, un grupo de iniciadores invitan a amigos y conocidos a formar parte de la red social, cada miembro nuevo puede traer consigo muchos nuevos miembros y el crecimiento de esa red social puede ser geométrico. Lo mismo ocurre con esta exposición que va creciendo gracias a las opiniones y a la participación de los visitantes, creando una red cada día más amplia. El poder de las redes así como su capacidad es algo muy superior a lo conocido hasta hoy, y sus reacciones un misterio. Las redes sociales, las de siempre, y las ciberespaciales, son un superorganismo vivo, al igual que el arte. Y la clave no es sólo la influencia que ejercen los demás sobre un individuo sino la de éste sobre los demás. Este proyecto se difunde y se teje a modo de red social expandiéndose por blogs y webs. En definitiva vivimos en un mundo donde no hay una única voz sino muchas que se hilvanan formando una red amplia y sólida que nos envuelve. De igual forma con “Avecindamientos discretos” se parte de artistas muy diversos que se unen para tejer una red de forma conjunta.
Espacios liberados
Las observaciones sobre el arte y el espacio traen consigo una configuración que acaece dentro de una delimitación, como un dentro y fuera limitados. Es así como entra el espacio en juego. Un espacio que puede ser habitado por una obra plástica, moldeado como un volumen cerrado, perforado, vaciado, etc., y resultar siempre enigmático.
El espacio sigue impulsando obstinadamente al ser humano moderno a su dominio último y absoluto, y a su modificación. El espacio del arte, el espacio de la vida cotidiana con sus acciones y desplazamientos, los espacios urbanos, todos giran entorno a este proyecto expositivo de ‘Avecindamientos discretos’.
El interrogante sobre lo que el espacio como espacio es, no queda formulado y tampoco su respuesta. Incierto también es el “ser del espacio” y el poder de atribuirle un modo de ser. Según Martin Heidegger detrás del espacio, aparentemente, no hay nada hacia lo cual abismarse. Delante, no existe coartada hacia otra cosa y la mismidad del espacio solo se muestra a partir de sí mismo. Mientras no experimentemos la mismidad del espacio, permanecerá en sombras el hablar sobre un lugar artístico. El modo cómo el espacio obra y atraviesa la pieza de arte se nos anticipa con toda su incertidumbre.
En el espacio se puede hallar la forma plástica como algo dado; el espacio puede encerrar los volúmenes de la figura, así como existir como vacío, algo que conlleva a lo libre, lo abierto, para posteriormente alcanzar un situarse y habitar del ser humano.
El espacio determina, en sí, la liberación de sitios, donde los destinos del hombre existente se proyectan al futuro. Así pues, el espacio que prepara Bernard Bazile en el EACC origina el situar que prepara a su vez el habitar de ‘Avecinamientos discretos’, ya que libera el sitio donde el “espaciar” se manifiesta y donde se encierran acontecimientos, permitiendo la aparición de las sensaciones que van dirigidas a los habitantes.
Además, el espacio admite la posibilidad de pertenecerse co-relativamente en su propia dirección, así como también nos pertenece a cada uno de nosotros desde dentro y a partir de su misma existencia. Su carácter es de arrebatamiento. El sitio o lugar abre cada vez un estado o una ocasión, encontrándose allí las cosas, en co-pertenencia con los visitantes. En este rincón se juega el encuentro, en el sentido de esconder y dejar las cosas liberadas a su libre albedrío.
El espacio denomina la libre vastedad y significa al mismo tiempo: custodiar el encuentro de las cosas en su co-pertenencia. Así pues, según Heidegger tendríamos que atender entonces en qué forma y cómo este juego de co-relación recibe a partir de la libre vastedad del paraje la remisión de la co-pertenencia de las cosas. El juego co-relacionado de arte y espacio habría que reflexionarlo a partir de la experiencia del sitio y del espectador in situ. Con todo, es fundamental para este proyecto de ‘Avecindamientos discretos’ la concepción de espacio como liberación y nido de percepciones y sensaciones que crecen y se acumulan a lo largo de toda la exposición.
Relaciones intrínsecas
Actualmente, el espacio urbano se encuentra gobernado por grandes centros comerciales, torres corporativas, perímetros feriales, amplias estaciones y recintos de capacidad masiva. Estos modelos arquitectónicos de un presente materializado en hierro y vidrio han hecho que nos olvidemos de las tradiciones que formaron y le otorgaron una identidad a nuestra ciudad. Ante esta situación, los diferentes vídeos de Bernard Bazile, Antonio Ortega o Cesare Pietroiusti, así como las imágenes de los artistas Denicolai & Provoost permiten explorar las nuevas características del espacio que habitamos colectivamente, del paisaje urbano, que formado por altos edificios y resorts turísticos, unifican formas y repiten sistemáticamente tipologías entramando una relación de complicidad entre tradición y modos de vida con el ritmo frenético típico de una ciudad. Aún así, nos preguntamos qué es lo urbano, cómo se origina y cuáles son sus posibles características y efectos sobre nuestras vidas. Éstas, son algunas de las cuestiones que surgen al enfrentarnos con sus obras.
No resulta novedoso señalar que siempre hemos interpretado la realidad a través de las relaciones que nos ofrecen las imágenes. La técnica fotográfica y, aún más la digital, han abierto y reforzado esta concepción. Así, la imagen no solo es una interpretación de lo real, sino que también funciona como un vestigio o rastro directo de lo real. Como una caricatura o un dibujo de cómic, que nos aleja a la vez que nos acerca. Las fotografías de la gente frecuentando el Mercat Central de Castelló o la faena de los pescadores del Grao de Denicolai & Provoost nos hacen acceder, de modo instantáneo, a realidades ajenas para muchos de nosotros, aunque no sin dificultades o ambigüedades, ya que accedemos a esos modos de vida momentáneamente, a través de una distancia, es decir, de una lejanía con nuestra realidad diaria.
Si estos trabajos, aquí expuestos, alteran nuestro modo de mirar y, con ello, nuestra relación con lo real, cabe decir que también nos otorgan una zona para repensar las relaciones que establecemos con el paisaje urbano y nuestro avecindamiento. Las obras expuestas nos acercan a una nueva clase de percepción, y con ella, a las posibles correspondencias que puedan surgir de lo urbano y las masas, los espacios acelerados, los lugares subconscientes, las condiciones políticas de las prácticas temporales y espaciales, junto a las huellas que el ser humano ha dejado en estos lugares, que constituyen el elemento de lo cultural. Se crea una relación dinámica de nuestros artistas con los habitantes de la ciudad como parte de una dinámica grupal, donde el ser humano se hace más visible en el espacio que ocupa.
En ‘Avecindamientos discretos’ no solo se reflexiona sobre la relación entre imagen y realidad, sino que se cuestiona la ambigüedad entre imagen y palabra. Por ejemplo, a través de la recuperación de la estética de los cómics que exponen como carteles de propaganda Denicolai & Provoost, incorporando el lenguaje escrito para aludir, irónicamente, sucesos contemporáneos que tienen lugar en nuestra ciudad, como por ejemplo en la lonja del pescado. La palabra aparece también en las pancartas de Antonio Ortega, donde se nos da un toque de atención, nos despierta y nos capta, con frases cortas y llamativas de denuncia y protesta en las que se debate la realidad.
Las imágenes de este proyecto expositivo del Espai d’art contemporani de Castelló se muestran en diversos ambientes –exteriores e interiores– para que podamos entender los efectos de los mismos en las emociones y los comportamientos de las personas. Así pues, representan las relaciones sociales y vinculaciones, que conlleva a considerar al espacio urbano como un sitio móvil, dialéctico y en continua mutación.
En este contexto, el arte abre un camino propicio para analizar las tramas sociales y los efectos de las mismas en el entorno de la producción espacial. Existe una ida y vuelta entre la práctica artística y el espacio, entre lo imaginario y la realidad, creando así, un ritmo en el tiempo entre esta exposición y su ciudad. De este modo, el arte cumple una función crítica y trasformadora que nos ayuda a reconocer en qué lugar estamos y hacia donde nos dirigimos.
Los gestos
Los gestos son una parte muy importante de esta exposición ya que mediante éstos podemos atraer la atención del público o bien, todo lo contrario. Todo depende del buen uso que hagamos de ellos. De ahí que ‘Avecindamientos discretos’ realice una serie de guiños cómplices que se comparten con los vecinos de Castellón, como las bolsas de Denicolai & Provoost que hemos encontrado en el Mercat Central de la capital de La Plana o las performances ’Taller de lentitud extrema’ de Cesare Pietroiusti –en los que pueden participar activamente todos los ciudadanos–, o las pancartas de Antonio Ortega y los alumnos de la Escola d’Art i Superior de Disseny de Castelló.
Debemos tener en cuenta que todo posee la capacidad de comunicar y transmitir. Podemos intentar mentir, engañar, manipular, disimular o fingir mediante comunicados, escritos, pero es casi imposible “fingir” mediante las expresiones propias del ser humano dentro de nuestra sociedad multicultural. Por esa misma razón el proyecto que nos ocupa pretende que seamos naturales y expresivos con nuestra respuesta. No hace falta añadir gestos a todos los comentarios, ni comentarios a todos los gestos. Y es que de la misma forma que el comportamiento da una idea muy clara de cómo son las personas y su reacción ante el espacio expositivo, los movimientos y expresiones, al igual que las palabras, resultan muy variados y significativos, ya que son las palabras mudas que se pueden ver pero no escuchar, aunque sí podemos interpretarlos. Nos atreveríamos a decir que la sociedad, bajo la atenta mirada de la globalización, debería prestar mucha más atención, así como valorar positivamente, esos pequeños gestos de complicidad que podemos desarrollar y establecer con nuestros “vecinos”.
Dentro de este mundo globalizado el arte es un lenguaje accesible para todo aquel que quiera comunicarse con ideas al resto de sus semejantes –como hace Antonio Ortega, a modo de protesta, en su obra ‘Hola, soy José María Ruiz-Mateos’–. Es así como la universalidad del arte, en lugar de debilitarse con la multiplicidad de los nuevos medios de expresión, cobra fuerza al ser un campo que incluye el conocimiento y la sensibilidad humana. De ahí que este proyecto expositivo del EACC tenga como uno de los objetivos actuar de enlace entre las instituciones y los espectadores.
El arte provoca reacciones. ‘Avecindamientos discretos’ consigue recogerlas y construir arte entre los diferentes espacios. Posicionándonos ante la esencia de la obra, podríamos comprobar que provocamos en el espectador reacciones diversas, comentarios a ‘sotto voce’, exclamaciones de sorpresa, de indiferencia, y por supuesto, multitud de gestos. El ser humano es un ser expresivo que no se limita, únicamente, a realizar comentarios verbales, ya que el cuerpo de forma irremediable notifica todos los estados de ánimo. Somos arte vivo, en movimiento, que efectúa todo un repertorio diario de performances inconscientes, y a veces algunas puntuales y elaboradas. Sin embargo, la expectación y su reacción corresponden a la esencia más primitiva de la conversación del ser humano, por lo que la espontaneidad se traduce en una transparencia sensitiva de lo más corporal. Así pues si fuéramos objetos artísticos, veríamos, sorprendentemente, cómo los visitantes y observadores esporádicos de nuestra razón de ser, ejecutarían todo tipo de muecas, guiños, aspavientos…, en definitiva, gestos que nos indicarían la aceptación, o no, de nuestro sentido vital –en primer lugar–, y comentarios diversos que reforzarían su opinión inicial.
En conclusión, una caída de ojos, un fruncido de cejas, un alzamiento de hombros, una sonrisa, así como toda una serie de expresiones corporales, dejan translucir sentimientos, participando en la complicidad, en el diálogo, en la interacción entre nosotros y la obra, iniciando, así, el primer paso en el camino del arte.
Slow food
El acto de comer, sobre todo en grupo, se presenta como un factor de cohesión imprescindible dentro de la sociedad, lo que se ha venido a demostrar a lo largo de la historia a través de las costumbres de los individuos. Y es que resulta inevitable que los seres se reúnan durante una comida. Sin embargo, más que el propio acto de comer, lo verdaderamente relevante e interesante, es el hecho de mantener una interacción social entre cada uno de ellos, de fortalecer sus conexiones sociales trascendiendo el núcleo familiar, relacionándose con otras personas. Tanto es así que las diferentes comunidades han convertido el acto de comer en un instrumento de cohesión social.
Aún con todo, y para desgracia nuestra, la sociedad actual nos empuja a vivir y a comer de forma acelerada. De ahí que estén de moda, hoy en día, lugares accesibles a todo el mundo donde comer sin tener que mantener relaciones directas con los demás. En la actualidad estamos sometidos a un ritmo de vida, impuesto en su mayoría, que nos ha hecho olvidar el tomarnos nuestro tiempo para disfrutar de la comida, trabajar e incluso respirar.
Por ese motivo Cesare Pietroiusti con sus performances ‘Taller de lentitud extrema’ en el Espai d’art contemporani de Castelló, pretende reivindicar esta situación. Para ello se ha servido del acto de comer, ya que éste implica un gran significado social. Así que la propuesta del artista italiano de comer en grupo con una serie de desconocidos, refuerza el sentimiento de pertenecer a una red de vecinos. Dicha relación se establece y desarrolla entre ellos de forma que cada uno adquiere diferentes roles que llegan a exteriorizar, y se mantiene de forma constante durante todo el proceso de socialización que se crea gracias a las conexiones sociales –conjunto de acciones que son claves para el desarrollo de una sociedad–.
Así pues, durante cualquiera de los talleres de ‘Lentitud extrema’ podemos llegar a observar como un simple acto innato del ser humano se convierte en un instrumento de la sociedad para promover la cohesión social y la reivindicación del propio espacio-tiempo. Se crea así, un gran marco de actuación en el que los individuos construyen, lentamente, un espacio de acción conjunto. Solamente se puede llegar a cimentar un área común si le robamos tiempo a los quehaceres diarios mediante la individualización e interiorización del propio espacio. De ahí que se abogue a través de ‘Avecindamientos discretos’ por una ralentización del proceso cotidiano para llegar a degustar y aprender a disfrutar de los placeres más ínfimos que se nos brindan.