La Exposición «Estancias» de la artista Amparo Dols (Castellón, 1949) recoge una selección de pinturas realizadas entre los años 2000 y 2008, donde el gran protagonista, en este caso, es el soporte -tela y madera-. Buscando, en la mayoría de sus obras, el dibujo que deja la sombra en un intento de tridimensionalidad.

El título de la muestra “Estancias” no pretende representar nada real, sino evocar las huellas impalpables con propósito de retener sensaciones, sentimientos o nostalgias intensas sin imagen, por medio de texturas, gamas y tonalidades que permanecen suspendidas en la memoria del recuerdo.
El trabajo aquí expuesto es el resultado de una sensible y profunda investigación sobre la respuesta de los colores a un propósito de imaginación casi lírica, en la que la forma pretende ser como la representación del sonido sobre la tela, hablamos pues, de sinestesia. Es decir, a cada tonalidad le correspondería una nota musical. Hasta crear una melodía que invita a la ensoñación. Así pues, Amparo ofrece una panorámica ambiental, armada de sutileza, sugestión y romanticismo que son como poemas sonoros transfigurados en color.
Al mismo tiempo, nos encontramos con que las creaciones de Amparo Dols ensalzan la idea de imagen como medio universal. Que ella misma, consigue, a través de la pintura sobre madera o tela, dependiendo de la ocasión. No en vano, en la trayectoria artística de Amparo, destacan sus pinturas de atmósferas cromáticas que llegaron a conformar, de forma característica, su abstracción de carácter tenue. Para pasar a trabajar, en la década de los ochenta, sobre soportes de madera toda una serie de pinturas dónde las referencias y alusiones a la geometría y a la arquitectura eran innegables. Para seguidamente, pasar a construir, alrededor de los años noventa una nueva abstracción, conseguida básicamente mediante el juego, que establecía entre los diferentes niveles de apoyo. Combinando en la obra materiales de diversa índole, a modo de collage, bajo su propio buque insignia: la graduación de colores. Consiguiendo una base uniforme de diferentes texturas de reminiscencia oriental con un cierto toque poético.
Su obra, en definitiva, es una bocanada de aire fresco, que proviene de las emociones pausadas que Amparo nos trasmite desde la profundidad de sus emociones.