La fotografía se convierte en algo personal y muy íntimo para el propio artista, que contrariamente se muestra con atrevimiento y osadía frente al espectador. Fotografiar es una exhibición pública del interior, una pérdida de intimidad -voluntaria-, en la que se exponen los deseos, los sentidos, las fantasías, que caprichosamente se graban en la película sensible para la posteridad. La fotografía es como un testigo en directo, siempre en primera fila, sincero y duro, al cual, no se le puede ocultar nada. Así pues, es capaz de paralizar un instante de vida, de pellizcar la historia y formar parte de ella y de transportarnos al mundo sensible que cada cual guarda dentro sí. Es casi imposible no provocar a los sentimientos ante una fotografía, poco a poco sientes como si una gran fuerza invadiera tu interior, es más bien como si una mezcla explosiva de nostalgia, alegría, dolor, o tristeza nos invadiera.La fotografía para David es: como una imagen con una fuerte carga de autenticidad, que produce en la persona que la mira, una sensación mágica. A mí me pasa continuamente, cada vez que encuentro una fotografía que me atrapa, en un libro o una exposición, no puedo dejar de darle vueltas a esa imagen, el modelo o el motivo, la luz, tan deseada y buscada, la composición siempre exigente… Ese preciso, y a veces, precioso momento para siempre.
Y poco a poco esos instantes fugaces capturados con la cámara cobran sentido, nos transmiten emociones y sensaciones nuevas o despiertan en nosotros otras ya vividas. Creando un vínculo especial entre el artista, la cámara y el visitante.
Para David la sensación de compromiso con la fotografía crece cada día más, disparar el objetivo de su máquina fotográfica se ha convertido en una necesidad, al igual que, la de dejar su propia huella en nuestro mundo de hoy.
Aunque David de la Rosa, no deja de sorprendernos, ya que en el 2008, publicó su primer libro de poesía que se titula Palabrada. Considerada una muestra importante del realismo sucio de la poesía española. Sus fotografías bien podrían ilustrar sus poemas, ya que siguen la misma línea real de su obra visual. Su trabajo está dotado de un gran poder de convicción -tanto en la fotografía como en la poesía-, capaz de mostrar un mundo crudo del que no queremos saber nada. El mismo identifica su obra con el término de realismo sucio: Me parece un término adecuado para definir este tipo de poesía. Nos guste o no, la realidad siempre es sucia, en sentido metafórico y literal. Pedro Juan Gutiérrez en una entrevista lo dijo bien claro. El encanto de un bebé recién nacido se pierde por completo si piensas que llegamos a este mundo rebozados en nuestros propios excrementos y en coágulos de sangre. Es así y punto.
El mismo explica como las dos categorías artísticas, en las que se envuelve, le parecen compatibles, es como si se complementasen la una a la otra en una simbiosis perfecta.
La fotografía de autor, en palabras de David, es pura poesía. Muchas fotografías son instantáneas pero otras conllevan una premeditación y un entendimiento de lo que finalmente vas a fotografiar, como en la elaboración de la poesía.
Sus poemas, al igual que, sus fotografías son sinceras y honestas, nos reflejan la realidad que De la Rosa ha vivido y visto en las calles, y que otros no se atreven a mirar de frente. Lo que explicaría y nos ayudaría a entender su predilección por la fotografía en blanco y negro, ya que en la vida de cualquier persona se presentan -claros y oscuros- continuamente, y solo depende de cada uno que camino tomar.